Historia del Té – ¿Cómo Nació el Consumo de Té en Europa y América?
Historia del Té – ¿Cómo Nació el Consumo de Té en Europa y América?
El capítulo de la historia del té que hoy en día vivimos es muy diferente al de antaño, ya que acceder a tu té favorito es muy sencillo. Basta con ir a tu tienda más cercana y simplemente cogerlo desde el escaparate. Pero, ¿te imaginas como sería tener que esperar seis meses o hasta un año completo para conseguirlo? Bueno, esa era la realidad de los amantes del té de algunos siglos atrás, quienes dependían de barcos de carga que navegaban lentamente surcando el mar y enfrentando tempestades.
Por suerte, en la actualidad el mundo funciona de manera muy diferente. Sin embargo, debes saber que el viaje que esta infusión hizo para llegar hasta ti demoró miles de años, consideró un sin fin de eventos históricos e implicó atravesar millares de kilómetros.
En esta nota conocerás la fascinante historia del té y su llegada a nuestro continente.
El exótico y lejano origen del Té
Pareciera que esta bebida siempre nos ha acompañado, formando parte de nuestra vida cotidiana, ¿verdad? Sin embargo, hubo una época en que no existía el té en América. Es más, hubo una época en la que no existía el té fuera de una zona muy específica de China…
China, Cuna de la Historia del Té
En la enorme y misteriosa China existe una provincia de altísimas montañas y vegetación exuberante. Se encuentra en el suroeste del país y recibe el nombre de Yunnan. Se cree que fue en este lugar donde la Camellia Sinensis – la planta del té – creció por primera vez en el mundo, hace miles de años atrás.
No existe un registro histórico respecto de la primera vez exacta en que alguien destinó esta especie al consumo humano, aunque hay consenso en que ello ocurrió mucho antes de la era cristiana. Lo que sí existe es un relato popular que intenta datar la primera ingesta de la bebida conocida como té.
La Historia de Sheng-Nung
Cuenta la leyenda que, en el año 2737 a.C., un famoso emperador llamado Shen-Nung reposaba bajo un árbol mientras uno de sus siervos hervía agua en un recipiente. Repentinamente, vio que algunas hojas silvestres cayeron sobre el cuenco. Motivado por la curiosidad, bebió la infusión resultante, la cual le pareció refrescante y vigorizante. Esta es la versión china sobre el origen del té.
Los comienzos del consumo de Té en China
Independientemente de la veracidad de este relato de la historia del té, lo cierto es que definitivamente la Camellia Sinensis se consumió por primera vez en China, aunque no de la forma a la que estamos acostumbrados en la actualidad. En efecto, en un inicio, las personas masticaban sus hojas. También preparaban con ellas un tónico digestivo y además las empleaban de forma tópica para aliviar algunas afecciones comunes, como problemas de la piel o reumatismo.
Por otra parte, no era un alimento de consumo masivo. Fue recién durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.) que la infusión resultante del remojo de las hebras comenzó a popularizarse. Y hacia el siglo IV ya se había convertido en la bebida nacional del país.
¿Con dos de azúcar o… con sal? Las tres eras de consumo de Té
Cuando pensamos en nuestra taza de té ideal tenemos diversas opciones: con un toque de leche, con una rodaja de limón, etc. Pero, ¿es posible concebir otras formas de preparación? Pues claro que sí. Debemos tener presente que el perfil de la infusión primitiva era muy distinto al que conocemos hoy en día, pues provenía del remojo de hojas frescas recolectadas de árboles silvestres, por lo que el líquido resultante debió ser similar a un té verde muy ligero. Es más, en la historia del té en China se distinguen tres grandes épocas, asociadas a tres dinastías de emperadores.
Primera Era del Té
Se trata de la Dinastía Tang o “era del té cocido” (618-907 d.C.) En este período las hojas recolectadas se exponían a vapor y luego se comprimían en una especie de ladrillo. Para preparar el té, era necesario tostar y luego desmenuzar los bloques, para finalmente hervir las hojas en agua caliente. La infusión resultante se sazonaba con sal, y se le añadían diversas verduras y especias.
Segunda Era del Té
Es la Dinastía Song o “era del té batido” (960-1279 d.C.) Aquí, las hojas de té más delicadas se secaban para luego ser molidas hasta obtener un fino polvo verde. ¿Te recuerda a algo? Efectivamente, el té Matcha desarrollado por los japoneses rinde tributo a esta forma de preparación.
Tercera era del Té
Consiste en la Dinastía Ming, o “era del té infusionado” (1368-1644 d.C.) Fue en este período que el té empezó a ser almacenado en hojas sueltas, las cuales eran infusionadas dentro de teteras de porcelana o arcilla. Este método de preparación es el que los europeos conocieron y traspasaron al resto de Occidente con posterioridad.
La Historia del Té Continúa… Su expansión desde China hacia Europa
Hasta el siglo VIII, esta preciada infusión se mantuvo resguardada dentro de la hermética cultura china. Pero paulatinamente comenzó a viajar hacia otros lugares de Oriente, a través de diversas rutas dedicadas al comercio del té. Así, llegó a Japón, el Tíbet, Arabia, Turquía, e incluso a remotas poblaciones al pie de los Himalayas. Cada uno de estos lugares la abrazó e incorporó a su cultura, desarrollando sus propios ritos y costumbres en torno a ella.
Finalmente, en el siglo XVII, exploradores holandeses que llegaron a China, encandilados con la riqueza de la nueva cultura descubierta, decidieron integrar el té a las mercaderías orientales que vendían en Europa, realizando la primera importación de té a la ciudad de Amsterdam en el año 1606. Posteriormente, lo comercializaron en Francia, Alemania, Portugal e Inglaterra.
De remedio de boticarios a símbolo de refinamiento
En esta época de consumo europeo inicial, las hebras se vendían en boticas o farmacias, como una suerte de brebaje medicinal. El gran cambio se produjo gracias a una princesa portuguesa, Catarina de Braganza, quien era una fanática de este brebaje y pasó a ser un importante personaje dentro de la historia del té. Tanto así que, cuando dejó su hogar natal para casarse con el rey Carlos II de Inglaterra en 1662, llevó con ella como parte de su dote un pequeño cofre lleno de hebras.
Una vez instalada en el palacio real, comenzó a compartir la infusión con sus amigas, y los miembros de la corte quedaron tan intrigados con su amor por la nueva bebida que no tardaron en imitarla. Así se popularizó el té entre la realeza británica y se volvió símbolo de elegancia y estatus, convirtiéndose con el tiempo en parte primordial de la esencia de la cultura inglesa.
Un nuevo capítulo de la Historia del Té, la llegada a América
Al igual que en el caso de Europa, el siguiente capítulo de la historia del té fue escrito por los holandeses quienes introdujeron el té en nuestro continente americano, al establecerse como colonos en la isla de Manhattan y fundar la ciudad de New Amsterdam, en 1625. En 1664, la ciudad pasó a estar bajo el dominio de los ingleses, y fue rebautizada como New York. Debido a que el consumo de té ya estaba arraigado en la idiosincracia de estos inmigrantes, su comercio florecería aquí fácilmente, siendo importado desde Inglaterra hasta los puertos de New York, Boston y Philadelphia, principalmente.
Comienza la innovación…
A los Estados Unidos debemos dos grandes inventos que hoy forman parte de la fascinante historía del té. En primer lugar, el refrescante “iced tea” o té helado. La historia cuenta que, en 1904, un comerciante de té que participaba en la feria mundial de St. Louis, decidió dar a probar la infusión a sus potenciales clientes. Sin embargo, como el día era muy caluroso su estrategia no tuvo éxito. Frustrado, decidió enfriarlo utilizando hielo. La refrescante bebida tuvo entonces amplia aceptación, tanto así que hasta el día de hoy es la forma preferida de consumo de té en dicho país.
Y la creatividad continuó…
En segundo lugar, tenemos a la famosa bolsita de té. Su creación se atribuye a un comerciante neoyorkino llamado Thomas Sullivan quien, a comienzos del siglo pasado, quiso enviar pequeñas muestras de hebras a sus compradores, empacadas en diminutos sacos de tela. Estos, instintivamente, infusionaron las hojas dentro de las bolsitas, descubriendo así una cómoda nueva manera de preparación, extremadamente popular hasta el día de hoy.
Y llegó la hora de la expansión…
El proceso de colonización permitió que el té viajara de un continente a otro. Donde quiera que los ingleses se establecieron, la arraigada afición por esta bebida los acompañó. Así sucedió con Canadá, país que hasta el día de hoy revela una marcada influencia británica en sus costumbres y donde el consumo de té ha proliferado exitosamente.
Una nueva bebida aparece en el camino
En los países de Centro y Sudamérica la adopción del té fue más lenta, principalmente debido a que en ellos predominó la influencia de otros países europeos, los cuales ya habían sido seducidos por una especie diversa: el café. Tanto fue así que lo introdujeron como cultivo en sus respectivas colonias. De esta manera, los españoles lo importaron a Cuba, Puerto Rico y República Dominicana; los portugueses, a Brasil; y los franceses a La Martinica, por mencionar algunos ejemplos.
Además de la aparición del café, se suma el hecho de que los residentes locales ya eran aficionados a sus propias yerbas endémicas, como el mate, lo que también constituyó una barrera de entrada cultural para la infusión originaria de china.
El país de excepción
Es curioso y particular el caso de Chile, que tiene el mayor nivel de consumo de té en Latinoamérica. No se sabe a ciencia cierta cuándo ingresó el producto por primera vez a este país, pero se cree que fue un tripulante de la Escuadra del Pacífico quien habría regalado un paquete de esta infusión a un guardia de la Aduana de Valparaíso, en 1795.
Lo cierto es que sin duda la gran colonia inglesa residente en el país –dedicada principalmente al comercio de mercaderías y la explotación del salitre- fue la encargada de difundir el consumo de esta bebida. Posteriormente, en 1767, el establecimiento de un impuesto sobre la yerba mate con la finalidad de solventar la construcción del puente Cal y Canto en la ciudad de Santiago, desincentivó el consumo de esta especie en favor de la infusión de la Camellia Sinensis.
El lugar del Té en el mundo de hoy
Hemos visto que hay una fascinante interacción entre las diversas culturas del planeta. Múltiples factores como los viajes exploratorios, el establecimiento de rutas comerciales, migraciones, decisiones políticas, etc., han ido abriendo camino para el posicionamiento de elementos que terminan siendo relevantes de forma transversal en distintas sociedades. El té es uno de ellos.
Hoy la historia del té se vive y escribe de diferentes maneras, desde los imponentes samovares rusos hasta el carácter lúdico del bubble tea en Taiwán, esta infusión ha sabido adaptarse a la idiosincracia local y al paso del tiempo donde quiera que ha llegado. En ella vemos reflejado el desarrollo de la historia humana misma, sabiendo a la vez que continuará sorprendiéndonos en el futuro gracias a su maravillosa versatilidad y capacidad de adaptación.
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Muchas gracias.
Nota desarrollada por: Marión Garín
Equipo de Tea Institute Latinoamérica
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