
Polillas del té revelan nueva clave sobre la evolución del color
El misterio del color en la naturaleza
La variación del color en los insectos es muy común. A menudo, surge como una ventaja para mimetizarse o camuflarse y evitar a los depredadores.
Un ejemplo clásico es la polilla moteada británica (Biston betularia). Durante la Revolución Industrial, sus alas se volvieron más oscuras. Así lograron esconderse mejor en superficies cubiertas de hollín.
En los lepidópteros —grupo que incluye mariposas y polillas— la mayoría de los estudios se ha enfocado en las mariposas. Las polillas, que representan casi el 90% de las especies conocidas, han recibido mucha menos atención científica.
Un estudio genético en las polillas del té
Una investigación reciente, publicada en National Science Review, analizó la evolución del color en la especie Ectropis grisescens, conocida como polilla del té.
Estas polillas viven en los jardines de té de China y presentan dos formas: una gris y otra más oscura.
A diferencia de otros entornos, los jardines de té tienen poca necesidad de camuflaje, ya que las hojas cubren casi todo el tronco de las plantas.
Gracias a esto, los investigadores pudieron estudiar cómo cambia el color en un ambiente sin presiones de depredación.
El papel del gen cortex en el color
Los científicos usaron herramientas genéticas avanzadas y descubrieron que el melanismo está vinculado al locus cortex.
Este mismo gen regula los patrones de color en varias especies de mariposas y en la polilla moteada británica.
Mediante edición genética, comprobaron que ciertas moléculas de ARN no codificantes dentro de ese gen son las responsables del cambio de color.
También identificaron mutaciones diferentes en poblaciones de Ectropis grisescens de varias regiones de China. Esto demuestra que el color oscuro ha surgido de forma independiente en distintos lugares del país.
Clima, reproducción y variación del color
Los estudios de campo mostraron que las polillas oscuras son menos comunes en las zonas frías.
Esto podría deberse a una menor capacidad reproductiva a bajas temperaturas.
Por eso, los científicos creen que el clima y la fisiología influyen tanto como la selección natural en la evolución del color.
En conjunto, los resultados indican que los cambios en la pigmentación pueden surgir sin necesidad de una ventaja visual, lo que aporta una nueva visión sobre la evolución de los insectos.
Un nuevo enfoque sobre la evolución del color
El estudio demuestra que las polillas del té siguen un mecanismo genético muy preciso.
Aunque el proceso parece limitado, también revela que los “puntos calientes genéticos” pueden generar variaciones repetidas en distintas especies.
Esta investigación redefine cómo entendemos la biodiversidad.
Muestra que la evolución no solo depende de la adaptación visible, sino también de pequeños cambios genéticos que ocurren una y otra vez.
Nota desarrollada por: Andrea Buenaño

Equipo de Tea Institute Latinoamérica
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